
Alan Mathison Turing (Londres, 23 de junio de 1912 – Wilmslow, 7 de junio de 1954) fue un matemático, lógico, criptógrafo y pionero de la computación británico. Es reconocido como uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la inteligencia artificial. Su trabajo fue fundamental para el desarrollo de las computadoras modernas y tuvo un impacto significativo en la Segunda Guerra Mundial al descifrar códigos nazis.
Primeros años y formación académica
Turing nació en el distrito londinense de Maida Vale. Su padre, Julius Mathison Turing, era funcionario del Imperio Británico en la India, y su madre, Ethel Sara Stoney, hija de un ingeniero jefe de los ferrocarriles de Madrás. Desde temprana edad, Turing mostró una inclinación natural hacia las matemáticas y las ciencias. Asistió a la preparatoria Hazelhurst y, posteriormente, al internado de Sherborne en Dorset. Aunque su talento en las ciencias era evidente, su enfoque divergía del currículo clásico de la escuela, lo que le valió críticas de algunos profesores.
Durante su estancia en Sherborne, Turing entabló una estrecha amistad con Christopher Morcom, quien influyó profundamente en su vida. La muerte prematura de Morcom en 1930 afectó profundamente a Turing, reforzando su interés en la ciencia y alejándolo de la religión.
En 1931, Turing ingresó en el King’s College de la Universidad de Cambridge, donde se destacó en matemáticas. En 1935, a los 22 años, fue elegido miembro de la universidad gracias a una disertación sobre los números de Bernoulli. Posteriormente, en 1936, publicó «On Computable Numbers, with an Application to the Entscheidungsproblem», introduciendo el concepto de la máquina de Turing y sentando las bases de la teoría de la computación.
Contribuciones a la criptografía durante la Segunda Guerra Mundial
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Turing se unió al Gobierno británico en Bletchley Park, el centro de descifrado de códigos. Allí, desempeñó un papel crucial en la ruptura de los códigos de la máquina Enigma utilizada por los nazis para cifrar sus comunicaciones. Turing diseñó la «bombe», una máquina electromecánica que aceleró significativamente el proceso de descifrado. Se estima que sus esfuerzos acortaron la guerra en varios años y salvaron innumerables vidas.
Pionero en la computación y la inteligencia artificial
Después de la guerra, Turing trabajó en el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido, donde diseñó el ACE (Automatic Computing Engine), uno de los primeros diseños de computadoras electrónicas programables. Aunque el proyecto completo no se materializó, su trabajo influyó en el desarrollo de futuras computadoras.
En 1950, Turing publicó «Computing Machinery and Intelligence», un artículo que abordaba la posibilidad de la inteligencia artificial. En este trabajo, propuso el «Test de Turing», una prueba para determinar si una máquina puede exhibir un comportamiento inteligente indistinguible del de un humano. Este test sigue siendo una referencia en debates sobre la inteligencia artificial y la filosofía de la mente.
Persecución y legado póstumo
En 1952, Turing fue procesado por homosexualidad, considerada un delito en el Reino Unido de la época. Optó por someterse a un tratamiento de castración química en lugar de enfrentar prisión. Esta persecución tuvo un impacto devastador en su vida personal y profesional. El 7 de junio de 1954, Turing fue encontrado muerto en su residencia, aparentemente por envenenamiento con cianuro. Aunque la versión oficial dictaminó suicidio, algunas teorías sugieren que pudo haber sido un accidente.
Décadas después de su muerte, Turing recibió el reconocimiento que se le negó en vida. En 2009, el primer ministro británico Gordon Brown emitió una disculpa pública por el trato que recibió Turing. En 2013, la reina Isabel II le otorgó un indulto póstumo. Además, el «Premio Turing» se estableció en su honor, considerado el equivalente al Nobel en informática. En 2021, su imagen fue incluida en el billete de 50 libras del Banco de Inglaterra, consolidando su legado como uno de los científicos más influyentes del siglo XX.
Alan Turing no solo sentó las bases de la computación moderna, sino que también abrió caminos en la inteligencia artificial y la biología matemática. Su vida y obra continúan inspirando a generaciones de científicos y pensadores en todo el mundo.